En una magnífica y sobre todo emotiva cena, despedimos anoche a la jóven de intercambio de Alemania, Kristina Galys, que vivió en Alberti un año y que vuelve a su país esta semana. Se invitó a la cena a las tres familias que la alojaron en sus domicilios, asistiendo Ernesto Contreras, su esposa Silvina Silva y su hija Paulina, y presente "a la distancia" Manuel Contreras a su vez haciendo un intercambio en EE.UU., Ricardo Audicio y su esposa Stella Arias, y Raúl Silva, su esposa Marcela Scelsa y su hijo Manuel.
Mariela Gallo en representación del club leyó un pequeño resumen de las actividades de "Tina" en Argentina, entre las que destacó su asistencia al Colegio Virgen Niña, viajes con las familias anfitrionas y con grupos de chicos de intercambio, los lazos de amistad que supo ganar en nuestro medio, la visita de su madre por unos días y su viaje con ella a Córdoba, etc. Luego se escucharon palabras emocionadas de las "madres" argentinas de Kristina, en nombre de sus respectivas familias, para quienes la convivencia con la joven fue una experiencia inolvidable. Le obsequiaron a la jóven un hermoso anillo, para que siempre los recuerde. También nuestra presidente María del Carmen Banfi despidió a Tina en nombre del club, y luego de sus palabras le entregó un obsequio para su club sponsor, el Rotary Club de Witten, su ciudad en Alemania y para ella, un brazalete con un detalle en hueso con un dibujo del árbol de la vida y un collar de cuero trenzado con igual detalle. También se le entregó a Tina una bandera argentina con la firma de todos los socios del club. A su vez ella obsequió al club una bandera de Alemania con un agradecimiento por su intercambio, en español y alemán, junto a su firma. Finalmente Tina leyó unas palabras escritas por ella sobre la sociedad argentina, que elaboró a pedido de una profesora del colegio y que reproducimos a continuación.
La sociedad argentina
Describir el argentino - o mejor dicho, la sociedad argentina, es una tarea que
no es tan fácil como parece.
Porque la pregunta es, ¿cómo describo algo que es tan complejo que ni siquiera
se puede decir cuál es la definición 'universal'?. El ser argentino no se define
solamente en la política, aunque sea un tema muy actual y polémico que forma
parte de la vida cotidiana de muchos argentinos. Y tampoco se define en el
fútbol, aunque vea este deporte como un tema muy importante para muchos
argentinos...acercarse a esta pregunta, a la pregunta sobre el ser argentino,
significa acercarse a una de las preguntas más básicas y viejas de la
vida...porque ¿cómo nos definimos? A mí, la verdad, me costó mucho más de lo
que esperaba, encontrar una respuesta, la cual -por lo menos a mi- me
parezca adecuada y todavía me parece demasiado general y superficial.
Además no se puede describir universalmente o 'en general' a una sociedad que
dentro de sí tiene una variedad tan rica que ni siquiera se parece la gente que
vive en el norte a la gente del sur. Cuando a mi me llegó el momento de la
decisión a donde quería hacer mi intercambio, fue justo aquella variedad la que
me atrapó...una variedad que no solamente se encuentra en el paisaje argentino
sino también, y a mí me parecía que todavía mas, en la cultura, en la gente y
en la forma de vivir. Y justo con esta diferencia de la vida común, de la
mentalidad y de la idea de vivir y del concepto de sobrevivir que tienen los
residentes de aquellas regiones, alguno se puede dar cuenta de la historia
movilizadora de este país. La variedad de cultura se cimienta en ese
pasado...el indigenismo y la autenticidad de los indígenas en Jujuy o Salta por
un lado y la adaptación a la globalización mundial del sur. En el norte todavía
viven de una manera muy parecida a la de sus ancestros, una manera consciente
de sus raíces y vinculada con la tierra y la naturaleza. Algo que influye todo,
desde la ropa y la apariencia de las ciudades, la comida, la mentalidad y la música,
hasta el concepto de turismo que tiene el norte, el cual se establece sobre la
base de la autenticidad y originalidad que todavía se ha conservado este lugar
bien autóctono. En cambio en el sur, se nota predominantemente la habilidad y
ambición del argentino a adaptarse a la mudanza e inestabilidad del mundo
presente. La disposición de infraestructura, comida o alojamiento que coincide
con una norma internacional, o promociones de atracciones de vacaciones y
alojamiento bien occidental para atrapar turistas de todo el mundo, son prueba
de un deseo de internacionalidad e inserción en un estándar mundial.
Al final de mi año puedo decir que
para mi Argentina siempre va a ser el país de las variedades. A lo largo de mi
año encontré solamente una característica que se puede relacionar con Argentina
universalmente, una propiedad que los argentinos comparten en casi todos los
campos como ninguna otra sociedad. Es la emoción, la capacidad de emocionarse
con algo y la habilidad de captar y vivir el instante. Sea que se peleen afuera
de las canchas por el futbol, que griten y animen a su equipo, que se “calienten”
adelante de la pantalla de la tele. Sea que toquen los bombos en los actos del
gobierno o que manifiesten en contra del gobierno actual, que discuten entre
amigos o que planeen sus futuros, todo eso lo hacen con pasión. O mejor dicho
con emoción.
Yo no juzgo. No digo que sea bueno o malo. Digo que es un extremo. Un extremo
como también se encuentra en Alemania. Nosotros sufrimos, expresado
exageradamente, de una actitud de racionamiento absoluto, como puede ser que
ustedes sufran de una pasión total. Un extranjero puede observar que no gana el
que tenga mejores argumentos o expectativas sino el que mejor sepa convencer
emocionalmente. Pero justo esa característica los hace tan amigables. A los
argentinos los conocí como gente muy abierta, muy simpática y muy liberal, en
un sentido de aceptar aquellos otros que sean diferentes. Saben hacerles a
otros que se sientan bienvenidos y cómodos, y los ayudan cuando puedan. Son
flexibles y sobre todo saben aprovechar el momento!
Todo mi año disfruté mucho, y eso gracias precisamente esta gente adorable, a
esta mentalidad divina y a este país maravilloso. Al final de mi año no me
alcanzan las palabras para expresar mi agradecimiento por haber tenido la
posibilidad de pertenecer un año a esta sociedad fantástica. ¡Gracias!